Revolcadores (Murcia)

domingo, 12 de diciembre de 2021

El río Cazuma y la Gola de Lucino. Cuevas de la Araña

 


ACCESO:

En la ruta anterior, la del barranco Moreno, se describe como acceder hasta Bicorp. Para llegar al inicio de esta ruta, también en Bicorp pero con un punto inicial distinto, seguiremos las mismas indicaciones desde Valencia hasta pasado Quesa. Cuando falte un kilómetro para llegar a Bicorp, nos desviaremos de la carretera CV-580 hacia la izquierda por un camino asfaltado en el lugar donde se encuentra el cartel del Ecomuseo. Desde este cruce hasta el inicio de la ruta hay unos 5 kilómetros. Continuaremos por el camino asfaltado hasta encontrar otra bifurcación con señales y seguiremos por el camino de la izquierda, con indicaciones a las cuevas de la Araña. Nosotros continuamos unos 2,7 kilómetros hasta que aparcamos en un ensanche del camino, pero aún se puede continuar más en coche.


DATOS TÉCNICOS:

- Nombre de la ruta: PR-CV 234 El río Cazuma y la Gola de Lucino.
- Municipio: Bicorp.
- Distancia: 14,12 kilómetros.
- Tiempo total: 5h 47’.
- Tiempo en movimiento: 4h 02’.
- Tiempo detenido: 1h 45’.
- Desnivel positivo: 421 m.
- Altitud mínima: 328 m (camino de la Cadena).
- Altitud máxima: 563 m (aparcamiento cuevas de la Araña).
- Tipo: circular.
- Señalización: Sí. Postes de dirección y marcas blancas y amarillas.
- Dificultad: Media. 
- Cartografía: Mapas Topográficos 1:25.000 768-II Caroch y 769-I Navarrés.
- Fecha: 10 de diciembre de 2017.
- Enlace para la descarga del track: https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/pr-cv-234-el-rio-cazuma-y-la-gola-de-lucino-bicorp-21500952


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DESCRIPCIÓN:

Si en la anterior ruta recorríamos parte del barranco Moreno, en esta ocasión regresamos al término de Bicorp pero algo más al Sur para recorrer parte del río Cazuma. El paisaje que nos acompañará será montañoso, abrupto y cubierto por una importante masa forestal con predominio arbóreo del pino carrasco (Pinus halepensis) que cubrirá las laderas como un manto verde. El lecho del río presenta tramos desnudos y rocosos, y en algunas ocasiones pozas de agua cristalina que, según la época del año, nos invitarán al baño.

El recorrido tiene forma de “Y” tumbada con un tramo circular en la parte central, parte que realizaremos en el sentido contrario al de las agujas del reloj. De esta manera visitaremos primero la Gola de Lucino, una impresionante garganta modelada por la acción del agua, y después las conocidas Cuevas de la Araña, abrigos con arte rupestre donde se encuentra la mundialmente conocida escena de la recolección de la miel.

Aunque el inicio oficial de la ruta se encuentra cerca del charco del Garrofero, al que se accede sin problemas por los continuos acondicionamientos del camino, nosotros decidimos aparcar un poco antes, en un ensanche junto al camino de la Cadena (km 0) y realizar a pie algo más de distancia. De esta manera iniciamos la marcha hacia el Oeste con vistas al río Cazuma a nuestra izquierda. Predomina el bosque de pinos salpicado ocasionalmente por algunos campos de cultivo y algunas casas totalmente integradas en el paisaje. Nos llama la atención en este primer tramo la profundidad a la que se encuentra el cauce del río y las pozas de roca desnuda que podemos ver desde el camino, hecho que nos hace pensar la fuerza que ha llevado el agua y el tiempo que habrá necesitado para crear este sorprendente paisaje.

Por el camino se avanza de forma constante y rápida, sin hacer demasiadas paradas salvo para tomar alguna fotografía, hasta encontrarnos con una bifurcación (km 2,5). No hay problema si tomamos cualquiera de los caminos ya que unos 350 metros más adelante se unen. Por el de arriba continuamos por el camino principal y por el de abajo avanzamos por el cauce del río. Desde el cruce podemos ver un panel de madera con tejadillo unos metros más adelante junto al camino de abajo que es el que nosotros tomaremos.

En el cartel podremos encontrar información básica sobre la ruta, información que se ha colocado a posteriori para aprovechar el soporte de madera que por el tiempo que lleva instalado ha perdido legibilidad la información original que contenía. Este punto es el inicio real del sendero PR-CV 234 al que le hemos añadido un buen tramo de camino para disfrutar más del paisaje que nos ofrece el término bicorino.

Seguiremos por el cauce seco del río aunque no tardaremos en encontrarnos con la primera sorpresa, el charco del Garrofero, un charco de aguas transparentes sobre el lecho rocoso y donde, si tenemos suerte, podremos ver algún pez nadando o alguna rana en la orilla tomando el sol. Bordearemos el charco y nada más pasarlo llegaremos a la unión con el camino que poco más atrás se separaba.

Continuaremos por el camino, ahora a muy poca distancia del curso del Cazuma que nos queda a nuestra izquierda. Pronto alcanzaremos el lugar donde el camino cruza el río y donde el agua pasa por encima de él. En este punto nos encontramos en la bifurcación del tramo circular del sendero y donde podremos contemplar la conocida como acequia de los Moros (km 3,6), una acequia cuya toma de agua se encuentra tallada en la roca caliza del lecho del río y que continuaba, a cota, por medio de una pequeña acequia reforzada por muro de piedra con mortero por la margen izquierda del Cazuma, por la parte alta del camino. Según la ficha de bienes inmuebles de etnología que se encuentra en la Consellería de Educación, Cultura y Deporte, la acequia dataría aproximadamente del siglo XI, una acequia que cuenta con mil años de antigüedad.

Reanudaremos la marcha abandonando el camino para seguir junto al río, que ahora nos queda a mano derecha. El trazado que seguiremos transcurre por encima de la conducción de agua que hace de sendero y que no tiene pérdida ninguna ya que, además de estar indicado por las típicas marcas de pintura blancas y amarillas, no hay bifurcaciones que nos hagan dudar. Unos trescientos metros más adelante cruzaremos otra vez el escaso caudal del río por encima de una hilera de piedras colocadas para ese motivo y seguiremos por el sendero por un tramo algo más montano y rodeado de pinos. Pasaremos junto algunas pequeñas piscinas naturales de agua cristalina, como el charco de los Morteros o el de las Conchas, que seguramente en época estival estén llenas de gente atraídas por la belleza del entorno y la calidad de sus aguas.

Si levantamos la cabeza del sendero por el que vamos caminando y miramos arriba hacia la ladera de la montaña podremos ver una cueva cerrada a media altura por un muro de piedra y una viga de madera en el hueco en el que se encontraba la puerta. Se trata de un aprisco natural que décadas atrás servía para guardar el ganado y que ahora, al igual que otras muchas construcciones rurales, se encuentra abandonado aunque aún en unas buenas condiciones de conservación. Una vez queda a nuestras espaldas la vista de la cueva nos iremos acercando al cauce del río y lo volveremos a cruzar para enlazar con un camino de tierra (km 4,4). En este punto nos encontraremos un poste de madera con indicaciones ya que se trata de un cruce importante. Seguiremos hacia la derecha, dirección la Gola de Lucino, aunque más tarde volveremos a pasar por aquí.

La marcha por el camino se hace más cómoda y en pocos minutos volveremos a cruzar el río. Todos los pasos de una parte a la otra del Cazuma son fáciles y no presentan ninguna dificultad, siendo prácticamente la totalidad de ellos por medio de piedras colocadas en hilera y sobre las que pisamos para no mojarnos los pies. De esta forma dejaremos el río a nuestra izquierda y no lo volveremos a cruzar ya que caminaremos por esa margen hasta su nacimiento (km 5,4). En este lugar nos sorprenderá la transparencia, aún más si cabe, de las aguas que afloran entre las rocas y da origen a la escorrentía superficial del Cazuma. Una pequeña caseta de obra protege el nacimiento y conduce subterráneamente las aguas para abastecer a la población de Bicorp. Y es parte del trazado de esta conducción el que nos ha servido de guía y sendero en algunos tramos atrás.

A partir de aquí continuaremos remontando el cauce pedregoso y seco, y treparemos fácilmente en alguna ocasión por las rocas. Los pinos siguen siendo los protagonistas que cubren todas las montañas pero al alcance de nuestra mano estaremos rodeados de baladres (Nerium oleander) que se extienden por el lecho de la cabecera del Cazuma. Poco a poco veremos cómo las laderas se aproximan hasta que en unos metros llegaremos a una profunda garganta originada por la erosión de las aguas. Nos encontraremos en ese momento en la Gola de Lucino (km 5,8), una estrecha garganta en la podremos tocar a la vez ambos lados de las paredes en algunos puntos si estiramos los brazos. Nos adentraremos por este corte en la roca hasta llegar, tras alguna pequeña trepada, hasta una pared que nos impide continuar el avance. En la parte superior de esta pared podremos observar cómo se encuentra ligeramente ondulada ya que se trata del cauce rocoso del río por donde cae el agua en forma de cascada en momentos de lluvia.

Después de disfrutar de este fantástico paisaje kárstico, nos daremos la vuelta para regresar por el mismo lugar. Volveremos a pasar otra vez por el nacimiento del Cazuma y seguiremos por el camino hasta el lugar donde un buen rato antes nos encontramos el poste de madera con indicación de la Gola de Lucino. Continuaremos por el camino, que se vuelve ascendente, durante unos trescientos metros hasta llegar a un cruce de caminos. A nuestra izquierda podremos ver, entre la vegetación, la casa del Sillero (km 7,7), y a la derecha un poste con indicaciones del sendero por el que vamos (PR-CV 234) y ahora también del sendero GR-237, un sendero de más de 300 kilómetros que recorre el macizo del Caroig y que, como no podía ser de otra manera, también pasa por aquí.

Haremos caso a las indicaciones de las cuevas de la Araña y seguiremos por el camino de la derecha. Sólo nos queda una subida hasta el ensanche a modo de aparcamiento para los vehículos que hasta aquí vienen para visitar las pinturas rupestres. En el ensanche encontraremos tres grandes carteles con información general sobre el entorno, el arte rupestre en el macizo del Caroig y las cuevas de la Araña. En este punto abandonaremos el camino y seguiremos por el sendero que sigue recto y se encara hacia el barranco de los Hongares. Bajaremos por unos escalones habilitados en la ladera para facilitar el acceso a los visitantes y a los pocos metros de girar hacia la derecha encontraremos el Abrigo III de las cuevas de la Araña (km 8,8).

Las cuevas de la Araña son un conjunto de tres abrigos naturales ubicados en la margen izquierda del barranco de los Hongares, afluente del río Cazuma, que presentan cerca de unos 250 motivos pintados y adscritos cronológicamente al arte macroesquemático y arte levantino (hace 7.500-5.000 años). Fueron descubiertas a principios de 1920 por el profesor Jaime Poch i Garí en el transcurso de una excursión por el macizo del Caroig quien se lo comunicó a Eduardo Hernández-Pacheco, profesor que se encargó de realizar y dirigir el estudio de las pinturas ese mismo año. Y es a partir de ese momento en el que Bicorp y las cuevas de la Araña se convierten en un referente del arte rupestre levantino de la Península Ibérica.

Los Abrigos I y II se encuentran juntos, y el abrigo III separado unos metros y el primero al que se accede por el sendero. Se encuentran protegidos por rejas y junto a ellos hay instalados unos paneles explicativos con calcos de las pinturas que nos ayudan a localizarlas e identificarlas sobre la pared. Predominan los motivos animales (ciervos, cabras montesas, caballos, toro e incluso un zorro) y escenas de caza con arqueros, aunque hay una escena que se ha hecho mundialmente famosa, la de la recolección de la miel donde una figura humana trepa por unas lianas o cuerdas para acceder a un panal natural (aprovecharon una pequeña oquedad en la roca para representar el panal) y poder extraer la miel, mientras las abejas revolotean alrededor de la figura humana.

Vale la pena recordar que el Ecomuseo de Bicorp realiza visitas guiadas con  magníficas explicaciones de estas pinturas.

Tras admirar estos grandes conjuntos de arte parietal realizados por una sociedad agricultora y ganadera, regresamos por el mismo camino hasta el cruce donde se encuentra la casa del Sillero (km 9,8). Seguiremos ahora por la derecha, por el camino principal, junto al barranco de los Hongares que quedará a nuestra derecha. En pocos minutos llegaremos otra vez a la acequia de los Moros (km 10,6), lugar donde finaliza la parte circular de la ruta. Los últimos kilómetros hasta el final de la ruta, punto junto al camino de la Cadena donde aparcamos el coche (km 14,12), se realizan por el mismo camino por el que llegamos hasta aquí.


BIBLIOGRAFÍA:

- Beltrán Martínez, Antonio (1970): Algunas cuestiones sobre las pinturas de las Cuevas de la Araña (Bicorp, Valencia). Saguntum: Papeles del Laboratorio de Arqueología de Valencia, nº 10, págs. 11-17.

- Hernández-Pacheco, Eduardo (1924): Las pinturas prehistóricas de las Cuevas de la Araña (Valencia). Evolución del arte rupestre de España. Junta para Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas. Museo Nacional de Ciencias Naturales. Madrid.