Datos técnicos:
Nombre de la ruta: Sendero AG-1. Itinerario a los restos del reino
glaciar.
Municipios: Tarazona y Ágreda.
Provincias: Zaragoza y Soria.
Techo provincial: Moncayo o pico de San Miguel (2.314 m).
Distancia: 13,51 kilómetros.
Tiempo total: 7h 05’.
Tiempo en movimiento: 4h 37’.
Tiempo detenido: 2h 28’.
Desnivel positivo: 990 m.
Altitud mínima: 1.334 m (Fuente de los Frailes).
Altitud máxima: 2.314 m (Moncayo).
Tipo: lineal.
Señalización: Ruta oficial del Parque Natural con señalización
vertical (postes con indicadores). Es recomendable seguir las indicaciones del
GPS ya que en algunos puntos hay bifurcaciones de sendas. Parte del recorrido
coincide con el sendero GR 90.1 con marcas blancas y rojas.
Dificultad: Media-alta por el desnivel acumulado. Según la época del
año puede aumentar la dificultad (invierno-primavera) por la nieve, hielo o
viento.
Cartografía: Mapa Topográfico 1:25.000 352-1 Añón de Moncayo.
Fecha: 12 de junio de 2016.
Acceso:
El inicio de la ruta se
encuentra en el parking habilitado en la Fuente de los Frailes, en el Parque Natural
del Moncayo, en una de las curvas de la carretera que sube hasta el Santuario
del Moncayo.
Tomamos la A-23, autovía Mudéjar, como
vía principal hasta Cariñena, donde la abandonamos para buscar la carretera
A-220. Por esta carretera seguimos hasta La Almunia de Doña Godina, y desde
allí continuamos por la A-121 hasta las proximidades de Magallón donde
enlazamos con la N-122. Por esta carretera llegaremos a Vera de Moncayo después
de pasar por Borja, Maleján y Bulbuente.
En Vera de Moncayo pasamos la noche. A
la mañana temprano nos dirigimos hacia el inicio de la ruta a unos 11
kilómetros de distancia. Por la carretera CV-610 nos dirigimos dirección Trasmoz
y a la altura de este pueblo nos desviamos hacia la izquierda dirección Litago
(a 3 kilómetros). A la entrada de Litago se hace un giro para seguir por la
calle que bordea este pequeño pueblo por la parte norte, y continuar por la
carretera asfaltada hacia el Moncayo. En el siguiente cruce, donde veremos
indicaciones de “prohibido aparcar en todo el Parque Natural excepto en lugares
habilitados expresamente”, seguiremos ligeramente hacia la derecha hasta llegar
al parking de la Fuente de los Frailes.
Descripción:
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El Moncayo o
Pico de San Miguel es la máxima cota no sólo de las provincias de Zaragoza y
Soria sino también de todo el Sistema Ibérico. Su altitud, de 2.314 metros, y
su aislamiento la convierten en una montaña solitaria, una montaña fácil de
divisar desde la lejanía, incluso desde el Pirineo occidental. Se alza
majestuosa destacando sobre el valle del Ebro. Su cima se encuentra cubierta de
un manto blanco de nieve varios meses al año, característica de la que puede
derivar el topónimo Moncayo al hacer referencia a la voz latina Mons caius (monte blanco o monte cano).
Desde un
punto de vista geográfico, el Moncayo es una sierra de frontera entre tierras
aragonesas y castellanoleonesas. Se encuentra al nordeste de la provincia de
Soria y al oeste de la provincia de Zaragoza, entre las comarcas que reciben su
nombre de esta emblemática montaña: comarca del Moncayo (Soria) y comarca de Tarazona
y el Moncayo (Zaragoza).
La diferencia
de cota entre el vecino valle del Ebro a menos de 500 metros de altitud y los
más de 2.300 del Moncayo, la posición geográfica de la sierra entre las
influencias del clima atlántico y el mediterráneo, su composición geológica de
cuarcitas, pizarras y rocas sedimentarias triásicas, le confieren unas
características singulares que se han traducido en una riqueza paisajística y
medioambiental de gran valor. La “belleza natural” de este lugar ya fue reconocida
en 1927 al recibir la declaración, por Real Orden de 30 de julio, de Sitio de
Interés Nacional el monte Dehesa del Moncayo. No es hasta 1978 cuando deja de
ser Sitio de Interés y es declarado Parque Natural de la Dehesa del Moncayo
(Real Decreto 3060/1978, de 27 de octubre) con una superficie que no llegaba a
las 1.400 hectáreas. Veinte años después se aprueba el Plan de Ordenación de
los Recursos Naturales de la Comarca del Moncayo y se declara el Parque del
Moncayo por Decreto 73/1998, de 31 de marzo, del Gobierno de Aragón con una
superficie de 9.848 hectáreas. Y en 2007, el Gobierno de Aragón aprobó un
decreto por el que se ampliaba el parque hasta las 11.144 hectáreas que posee
en la actualidad.
La ruta
escogida para ascender a este techo provincial compartido es un sendero
habilitado por el Parque Natural que asciende por la parte zaragozana de la
montaña, vertiente por la que pasaremos por diferentes pisos bioclimáticos y
donde la acción de los hielos cuaternarios excavaron tres circos glaciares. De
la existencia de estas formaciones viene el nombre de esta ruta: Itinerario a
los restos del reino glaciar. Es, sin lugar a dudas, la ruta estrella de este
espacio protegido.
En el inicio
del recorrido, en la Fuente de los
Frailes, nos encontramos un aparcamiento habilitado con 53 plazas. Cabe
recordar que el aparcamiento en el Parque Natural del Moncayo se encuentra regulado,
estando prohibido aparcar fuera de los lugares señalizados y acondicionados
para tal efecto. Allí mismo hay varios carteles informativos sobre el parque
natural, la ruta y el aparcamiento. En el cartel donde aparece el número de
plazas de aparcamiento también se indica la altitud a la que nos encontramos, 1.334
metros, cota que nos separa en casi 1.000 metros de desnivel de la cima del
Moncayo (2.314 metros).
Comenzamos a
caminar por la pista que se dirige hacia el Santuario durante unos 500 metros
antes de abandonarla hacia la izquierda por la senda que indican las señales. A
partir de aquí, y hasta el santuario, también nos encontraremos marcas blancas
y rojas del Sendero Ibérico Zaragozano GR
90.1. Acompañados de imponentes pinos silvestres (Pinus sylvestris) iremos ascendiendo suavemente. No se tarda en
cruzar la pista por primera vez y seguir ascendiendo por la senda, aunque enseguida
haremos una parada para contemplar los restos de lo que fue el nevero o pozo de nieve del Prado de Santa Lucía,
antiguo depósito donde se almacenaba la nieve para su posterior
comercialización.
Nos llama la
atención, durante el primer tramo a lo largo de la senda y a primera hora de la
mañana, las grandes babosas negras (Arion
ater) que nos encontramos. Su color negro no pasa desapercibido entre el
verde del musgo y el grisáceo de las rocas. Esta especie de molusco gasterópodo
puede sobrepasar los 10 centímetros de longitud, y se alimenta principalmente
de plantas y hongos, aunque no desaprovecha ocasionalmente insectos o materia
vegetal en descomposición.
Seguimos
ascendiendo y, entre los pinos, vamos viendo ejemplares de rebollo o roble
melojo (Quercus pyrenaica) y hayas (Fagus sylvatica), formando éstas últimas
uno de los hayedos más meridionales de toda Europa. Pronto cruzaremos por
segunda vez la pista de tierra para seguir por la senda que nos llevará hasta
el Santuario de la Virgen del Moncayo,
donde realizaremos una nueva parada. En esta gran construcción, perteneciente
al Cabildo Catedral de Tarazona, nos encontramos a 1.620 metros de altitud. Del
siglo XIII son los documentos más antiguos que se han encontrado con
referencias al santuario. En la actualidad tiene una función mucho más
turística: albergue y restaurante. Hasta él accede una carretera que lo convierte
en un lugar concurrido por visitantes y también por los senderistas que toman
como inicio de la subida al Moncayo este sitio.
A partir de
aquí el sendero GR 90.1 toma otra dirección y dejaremos de ver las marcas
blancas y rojas. Nosotros seguiremos ascendiendo, no sin antes pasar junto a la
fuente de la Jarra que se encuentra
al lado del santuario. El pinar espeso comienza a dar paso a un pinar más
escaso donde el piornal (Cytisus
oromediterraneus), en flor, comienza a ganar terreno junto a la senda.
Encontramos en este sendero un cartel que nos recuerda dos aspectos importantes
del tramo entre el santuario y la cima: su fragilidad y su origen.
El masivo
paso de personas por esta zona camino a la cumbre del Moncayo, en muchas ocasiones
originando sendas secundarias, provocaba problemas de erosión y daños a la
vegetación. Para evitar esta situación, en 2014, se realizaron labores de
restauración y delimitación del sendero con refuerzos de mampostería y cierre
de numerosos atajos. Todo ello para facilitar el acceso de los visitantes a la
cima del Moncayo a la vez que preservar una senda con más de 150 años.
El motivo por
el que se realizó está senda fue para la observación del eclipse de Sol de 1860
tal y como se puede leer en el informe escrito por D. Eduardo Novella al Excmo.
Sr. Comisario Regio del Observatorio de Madrid. La importancia de observar un
eclipse total de Sol hizo que se enviara al Moncayo una comisión astronómica
formada por miembros de los observatorios de Madrid y Paris. El primero en
llegar al santuario fue D. Eduardo y allí mismo se dio cuenta que no era buen
emplazamiento para la observación al encontrarse en mitad de la falda de la
montaña por lo que le ocultaba parte del horizonte. El 1 de julio de 1860 subió
a la cima del Moncayo y quedó convencido que ese era el lugar idóneo para
realizar los trabajos de observación, y así es como lo reflejó en su informe:
“… este sitio me pareció buen punto de
observación, no solo por su inmenso horizonte, sino por la diafanidad de la
atmósfera, que en aquel día bien despejado presentaba una pureza admirable”.
Fue entonces
cuando mandó que se abriera una senda para subir los instrumentos para la
observación, y que en lo alto se construyera una caseta de piedra con techo de
madera para poder resguardarse del fuerte viento. Los trabajos se realizaron
pero la caseta se derrumbó nada más ponerle el techado. Y los problemas no
acabaron ahí ya que la mañana del 18 de julio, día del eclipse, amaneció con
una densa niebla que hizo dividirse a las comisiones, quedando en el santuario
los instrumentos difíciles de transportar y bajando al llano el resto.
Dejamos atrás
el cartel informativo de la senda y continuamos ascendiendo entre los últimos
pinos. Las vistas se van aclarando y comenzamos a ver los primeros canchales.
Al pasar la cota de los 1.800 metros nos ubicamos en la base del impresionante
circo de San Miguel. Es a partir de este punto donde crece la pendiente y, para
salvar el desnivel restante, la senda adquiere un trazado zigzagueante. El
ascenso se realiza por terreno pedregoso por la divisoria entre los circos
glaciares de San Miguel, también conocido como del Cucharón, y San Gaudioso.
Caminamos a través de un paisaje modelado por un glaciarismo cuaternario
originado en la ladera aragonesa, más umbría, donde el resultado de los
procesos erosivos ha generado masas caóticas de bloques heterométricos.
Finalizada la
empinada subida se alcanza la loma Alto del Moncayo y se gira hacia la derecha,
dirección noroeste, para seguir por la cresta dirección al vértice geodésico del Moncayo o Pico de San Miguel (2.314 m). Poco
más de un kilómetro nos separa de la cima a la que llegamos caminando junto al
borde superior del circo y contemplando las últimas manchas de nieve que aún no
se han derretido. La bienvenida al techo zaragozano y soriano nos la da una
construcción similar a un vértice coronada por la imagen de la Virgen del
Pilar, instalada allí por el club deportivo zaragozano Stadium Casablanca en
1960. Aunque la imagen de la virgen ha “desaparecido” en varias ocasiones por
las inclemencias meteorológicas o por actos vandálicos, en esta ocasión allí se
encontraba. Y finalmente, unos metros más adelante, alcanzamos el vértice desde
donde se puede contemplar la inmensidad de las vistas sobre el cerca valle
fluvial del río Ebro, y en la profundidad del horizonte los Pirineos.
El regreso
hasta la fuente de los Frailes se realiza por el mismo sitio deshaciendo los
pasos caminados hasta aquí y disfrutando nuevamente de las vistas que nos
ofrece la perspectiva de bajada.