Ya hacía bastante tiempo que no escribía entradas en el blog, y no era por falta de ganas o por haberlo dejado abandonado, sino por falta de tiempo. Hoy, con un rato libre, he querido hacer una pequeña entrada del último sendero que hemos hecho en la Región de Murcia. Y es que este fin de semana decidimos desviarnos del camino para acercarnos a Moratalla y visitar este rincón escondido del que teníamos constancia.
Se trata de la ruta homologada PR-MU 110 Sendero del Estrecho de Bolvonegro. El acceso se realiza a través de la carretera RM-715, cerca de Moratalla, y el punto de inicio (aparcamiento) se encuentra junto a unas balsas sobreelevadas de riego. Allí mismo se encuentra el cartel de información del sendero, junto a un almendro que, por las fechas en las que hemos ido (febrero), tuvimos la suerte de contemplar en flor.
El camino no tiene pérdida y está indicado. Además, nos encontraremos varios carteles explicativos acerca de:
- el yacimiento íbero de los Molinicos,
- la existencia de fósiles de un mar primitivo (15-20 millones de años), y
- las formaciones geológicas junto al río.
A pesar de su corto recorrido, el sendero cuenta con suficientes elementos que enriquecen el trayecto. El primer curso fluvial que cruzaremos es el río Benamor, por una pequeña pasarela de madera, y que inmediatamente nos dejará ver la cascada de Molinicos. Este nombre también lo recibe el asentamiento íbero ubicado en lo alto del cerro junto a la confluencia de los ríos Benamor y Alhárabe, en una posición verdaderamente estratégica.
Más adelante, justo antes de cruzar el río Alhárabe, pasaremos al lado del molino Traviesa, lugar donde venden una deliciosa miel. Nada más cruzar el pequeño puente sobre el río Alhárabe giramos a la derecha y a partir de aquí caminaremos junto a su orilla contemplando las curiosas formas originadas en las rocas y los distintos encajamientos.
Cuando se llega al cartel de "Fin del sendero señalizado" se puede bajar sin problema al losar de roca que hay junto al río, lugar ideal para hacer una parada. Es en ese punto donde el encajamiento del río Moratalla es el mayor de todo el trayecto y el que recibe el nombre de estrecho de Bolvonegro, topónimo que deriva de otro más antiguo "gorgonegro" que significa garganta negra. Y razón no le falta ya que si nos asomamos veremos que su profundidad hace que reciba la sombra durante gran parte del día y presente aspecto oscuro.
Nosotros cruzamos, sin problema porque apenas habrá medio metro de separación entre ambas orillas, y seguimos hasta el final del estrecho donde se encuentran los restos de una canal acequia y el cubo de un antiguo molino hidráulico, construido todo con grandes bloques de piedra. Una verdadera joya de arquitectura.
El regreso se realiza por el mismo sitio.
Aunque es una ruta corta, no abundan las sombras y es un lugar caluroso. Se recomienda no hacerla en los meses estivales ni en las horas de mayor insolación. Nosotros la hicimos en febrero y pasamos calor.
