Revolcadores (Murcia)

miércoles, 19 de agosto de 2020

Molló de la Falconera por el barranc de les Escaletes. Cova de les Meravelles (Gandía).



 
ACCESO:

El inicio de esta ruta se encuentra junto al colegio los Naranjos, en la parte más occidental del casco urbano de Gandía. Para acceder a este punto tardaremos unos tres cuartos de hora desde la ciudad de Valencia, tiempo que se emplea para recorrer los 68 kilómetros de distancia que hay. Saldremos por el Sur de la ciudad a través de la carretera V-31 y a continuación seguiremos por la AP-7, autopista gratuita desde el 1 de enero de 2020. Tomaremos la salida 60 hacia la N-332 Gandía, Xeresa, Xaraco. Seguiremos por la N-332 unos kilómetros y pronto la abandonaremos por la salida hacia la CV-675 Barx / Gandia (oest). Tomaremos esta última carretera dirección Gandía (hacia la derecha) y nada más pasar la rotonda, a la derecha, se encuentra el colegio junto al que podremos aparcar.

DATOS TÉCNICOS:

- Nombre de la ruta: Molló de la Falconera por el barranc de les Escaletes.
- Municipio: Gandía.
- Distancia: 8,77 kilómetros.
- Tiempo total: 3h 39’.
- Tiempo en movimiento: 2h 46’.
- Tiempo detenido: 0h 53’.
- Desnivel positivo: 459 m.
- Altitud mínima: 19 m (aparcamiento colegio los Naranjos).
- Altitud máxima: 456 m (vértice del Molló).
- Tipo: circular.
- Señalización: Escasa. Algún poste direccional al comienzo de la ruta.
- Dificultad: Media-alta. El desvío a la cova de les Meravelles puede considerarse como dificultad muy elevada ya que es necesario el uso de las manos para avanzar, sólo para experimentados.
- Cartografía: Mapa Topográfico 1:25.000 795-II Real de Gandía.
- Fecha: 04 de enero de 2020.


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DESCRIPCIÓN:

La Safor es la comarca costera más meridional de la provincia de Valencia y justo en el centro de ella se encuentra la Serra de la Falconera, una pequeña sierra de materiales calizos y dolomíticos, con orientación NO-S, que surge en un contexto de interferencia de las cadenas béticas e ibéricas. Es un relieve aislado, separado, al Norte, del Mondúver por el barranco de Beniopa; al Oeste se encuentra la gran planicie de la Marxuquera, al Sur el río Vernissa, y al Este los cascos urbanos de Gandía, Real de Gandía y Benirredrà, entre otros, antes de alcanzar la línea de costa.

A pesar de ser un relieve modesto, que alcanza los 456 metros de altitud en el vértice de la Falconera, presenta una morfología abrupta y una comunidad vegetal relativamente buena a pesar de la gran presión demográfica del entorno. Este pico también es conocido popularmente como el Molló de la Creu, denominación más usada en el ambiente senderista, aunque en la cartografía del IGN aparece como Falconera. Su característico perfil puntiagudo no pasa desapercibido y en algunas publicaciones, salvando las diferencias, lo asemejan al conocidísimo monte Cervino, uno de los montes más famosos de los Alpes, en la frontera entre Suiza e Italia.

La ruta que realizaremos será la típica subida al Molló de la Falconera (o de la Creu) desde la parte oriental. Se trata de un recorrido lineal, de ida y vuelta por el mismo sitio, en el que seguramente nos cruzaremos con más personas ya que se trata de un lugar emblemático al que acuden diariamente senderistas y corredores de montaña. Aunque no es un relieve muy elevado, el terreno por el que se camina y el desnivel pueden resultar algo duros para gente no habituada a la montaña. A este itinerario hemos añadido un pequeño desvío, también de ida y vuelta por el mismo sitio, para visitar la cova de les Meravelles, en la cara occidental de la sierra. Este tramo si lo podemos calificar de muy difícil para personas no acostumbradas a la montaña y no es recomendable si no se tiene experiencia ya que, aunque el primer tramo es de senda con cantos sueltos y se puede resbalar, en el tramo final hay que progresar asegurándose con las manos para bajar unos metros por un lateral rocoso del barranco, y nunca recomendable con lluvia o suelo mojado.

El punto de partida se encuentra, a las afueras de Gandía en la parte más occidental del casco urbano, en la explanada exterior del Colegio de los Naranjos, usado habitualmente como aparcamiento (km 0). Allí mismo podremos ver un cartel informativo de la ruta que vamos a realizar y enfrente un poste que indica la dirección que deberemos tomar hacia el Molló de la Falconera. También desde este punto inicial, y a lo largo de un trecho del primer tramo, se puede contemplar el perfil piramidal, puntiagudo, de la montaña.

Los primeros pasos los daremos hacia el Suroeste e inmediatamente cruzaremos por el paso inferior de la carretera N-332 (km 0,3). Seguiremos por el camino asfaltado que un poco más adelante gira 90 grados hacia la izquierda entre campos de naranjos, interrumpidos por la autopista, que se extienden hasta la falda de la sierra. A la altura de la autopista, continuaremos hacia la izquierda para buscar el paso inferior de la AP-7 (km 0,7), que no es más que el paso construido para dar continuidad al cauce del barranc de les Coves, y que algo más abajo se une con el barranc de Beniopa.

Tras pasar bajo la autopista giraremos a la derecha por el camino asfaltado, que ya no ofrecerá mucha pérdida. Mientras nos vamos adentrando en la sierra, a la izquierda veremos algunos campos y a la derecha la falda de la montaña. Pronto comenzaremos a ver algunas residencias que forman parte de la pequeña urbanización Huertos del Algar (km 1,5), escondida en la parte central de la sierra. En el lugar donde el camino asfaltado hace una curva muy pronunciada veremos un nuevo poste indicativo de la dirección a seguir. El cartel indica que nos encontramos a tan solo 2,5 kilómetros del Molló, ofreciéndonos la sensación que se trata de una ruta no muy larga, aunque aún falta la subida. En este punto, donde sale un camino de la curva de la carretera, suelen aparcar algunos vehículos cuyos propietarios ascienden a la montaña evitándose así el primer tramo de asfalto.

Continuaremos recto por este camino unos 200 metros hasta encontrarnos con un dique de grandes rocas, colocadas perpendicularmente al sentido del barranco, con el fin de amortiguar los posibles daños por lluvias torrenciales. Pasaremos por encima de las rocas y seguiremos por el sendero, en el que encontraremos marcas de color azul desgastadas que alguien realizó años atrás para marcar el camino a seguir. Iremos ascendiendo junto al barranc de les Escaletes que queda a nuestra derecha a la sombra de una pinada de pinos carrascos (Pinus halepensis) y rodeados de un denso sotobosque típicamente mediterráneo protagonizado por lentiscos (Pistacia lentiscus), romeros (Rosmarinus officinalis), brezos (Erica multiflora), coscojas (Quercus coccifera), aliagas (Genista scorpius), palmitos (Chamaerops humilis)…

A medida que vamos ascendiendo, las vistas que quedan a nuestras espaldas son cada vez más amplias, pudiendo contemplar parte de la ciudad de Gandía y el mar Mediterráneo. Pasaremos al otro lado del seco barranco y, tras una breve subida, alcanzaremos el Pla dels Bancalets, una pequeña zona desarbolada debido a incendios pasados donde llanearemos con unas impresionantes vistas, desde el Sur, del Molló de la Creu. El perfil puntiagudo de la montaña que podíamos contemplar al inicio de la ruta, desde el Este, difiere bastante de la forma redondeada que se contempla desde su parte Sur, pero aún así no deja de impresionar.

En el llano iremos virando hacia el Noroeste para continuar con una subida que nos conducirá hasta la ladera occidental de la sierra, bajo la que se extiende la gran planicie de la Marxuquera que nos separa de la Serra Grossa. Volveremos a llanear un pequeño tramo a la altura de un barranco muy encajado que presenta y que podemos ver, desde nuestra posición, un gran abrigo rocoso junto al que es posible que veamos algunos escaladores. En este punto hay una senda que proviene de la Marxuquera y se une a la que estamos siguiendo. Nosotros, para completar esta ruta, hemos bajado un tramo hasta la Cova de les Meravelles. Tiene una parte de dificultad elevada ya que hay un tramo algo expuesto al barranco y que necesita del uso de las manos para hacer pequeños destrepes con seguridad, tramo que no se aconseja a gente no habituada a la montaña.

De esta manera, nos desviaremos hacia la izquierda para bajar por la senda. Con precaución por las piedras sueltas del primer tramo iremos descendiendo rápidamente. Pronto llegaremos a un punto donde las paredes del barranco se estrechan y se pierde el sendero. Es aquí donde deberemos tener mayor precaución y buscar los pasos más fáciles para bajar por las rocas hasta el barranco. Si nos fijamos bien podremos ver unas grandes marcas pintadas, y bastante desgastadas, por donde continua el recorrido, aunque estás marcas son más visibles para los que suben. Este punto es conocido como el Pas de la Rabosa, y nos permitirá cruzar el barranco y acercarnos hasta la Cova de les Meravelles (km 3,4), en la base del cantil rocoso.

Las entradas a la cueva se encuentran cerradas para preservar el yacimiento, aunque desde detrás de las rejas podemos contemplar la vista parcial de algún pasillo y sala de la cavidad. Se trata de una cueva objeto de estudio e investigación desde hace más de un siglo. El naturalista Juan Vilanova, en 1865, la descubrió para la ciencia con la recogida de una serie de restos óseos de mamíferos y cerámica romana. A partir de esa fecha comienza a recibir más visitas como las de Eduardo Boscá (1867), Leandro Calvo (1884) y Breuil (1913). El año 1914 es una fecha dramática para la cueva ya que se recibe la noticia que su propietario la había vaciado de tierra para usarla como abono para los campos de naranjos. Ante esta situación, Leandro Calvo e Isidro Ballester fueron a realizar la comprobación de la alteración de los estratos de la cavidad, aunque posteriormente el propietario entregó los materiales encontrados a Isidro Ballester, pero muchos de ellos se habían perdido. En 1932, por parte del SIP, se recuperaron más materiales de una acumulación de tierra en el exterior de la cueva. Posteriormente, en 1953 Enrique Pla dirige una campaña de excavación, la última intervención realizada en el siglo pasado. En verano de 2003, el arqueólogo Carles Miret descubrió casualmente unos grabados prehistóricos (cuatro grabados zoomorfos) en una de las paredes de la cueva datados cronológicamente (unos 25.000 años) como los de la vecina Cova del Parpalló.

Todos los restos encontrados, conservados en el Museo de Prehistoria de Valencia y algunos también en el Museo Arqueológico de Gandía, han podido constatar una ocupación de la cueva desde el Paleolítico superior hasta época ibero-romana. Se recogieron restos óseos de animales, útiles líticos, restos de cerámica, restos de figuras humanas y un conjunto de monedas datadas de época ibera y romana. Con el estudio de los restos se ha llegado a la conclusión que la cueva tuvo la consideración de santuario como así han demostrado los exvotos iberos recuperados.

No cabe la menor duda que nos encontramos en un lugar de gran valor arqueológico cuyas manifestaciones de arte rupestre paleolítico, junto a las de Parpalló, convierten esta zona en una de las más importantes de toda el área mediterránea. Y pronto se podrá disfrutar de una mayor divulgación de la cueva ya que a finales de 2019 se comunicó que se iba a restaurar el conocido y singular edificio del Morabito, el que podemos ver de planta circular en el llano de la Marxuquera frente a la cueva, para reconvertirlo en el centro de interpretación de la Cova de les Meravelles, de la Marxuquera y de la Serra de la Falconera. El Morabito, también llamado la Nevasca, es un edificio del siglo XVII cuyo uso ha sido objeto de controversia hasta las últimas investigaciones que confirman que se trataba de un almacén temporal del hielo que traían de las neveras del interior antes de destinarlo a la capital de la Safor.

Después de ver parte de la cueva desde su entrada y disfrutar de las magníficas vistas de la Marxuquera, regresamos hacia la senda. Volveremos a pasar por el Pas de la Rabosa, pero ahora en sentido ascendente, más fácil, y podremos ver las marcas que indican el camino por las rocas, marcas que eran difíciles de ver en la bajada. Una vez salvado este paso, subiremos hasta enlazar nuevamente con la senda principal de la que nos desviamos y por la que seguiremos dirección Noroeste. Poco más adelante gira hacia el Este en busca del collado del Molló desde donde comienza una cómoda subida en zigzag, con una vista frontal protagonizada por el Mondúver, que nos conducirá hasta el vértice geodésico Falconera (km 4,6), o Molló de la Creu como es más conocido.

El vértice se encuentra a 456 metros de altitud y, a pesar de ser modesta, se convierte en un excelente mirador de 360 grados debido a su aislamiento y a su prominencia sobre el terreno que lo rodea. Disfrutaremos de un paisaje rico, variado, de contrastes, donde podemos ver el mar Mediterráneo y las montañas, las ciudades y los campos, zonas llanas y zonas elevadas… Entre las elevaciones destacan el Montgó al Sureste, el Mondúver y el Penyalba al Noroeste, y el Benicadell al Suroeste.

En cuanto al nombre que recibe, Molló de la Creu, podemos encontrar referencias similares si consultamos las Observaciones sobre la Historia Natural, Geografía, Agricultura, Población y Frutos del Reyno de Valencia, de 1797, de Cavanilles donde se puede leer: “…y al sur un gran monte aislado, que unos llaman Falconera, y otros la Creu del Mestre Pere.” Sin embargo, medio siglo después, en el Diccionario Geográfico-Estadístico-Histórico, de 1845, de Pascual Madoz, aparece otro nombre para la cruz: “El otro monte que después del Monduber tiene más elevación en el part., es la Falconera, vulgo Cruz del Maestre Pablo, que se encuentra aislado, dando paso por sus faldas al terr. llamado la Marchuquera”.

Lo que sí que queda claro es que en lo más alto hubo una cruz, de la que aún quedan restos cerca del vértice. Fue construida en 1957 con cemento y varillas de hierro, pero destruida, según las fuentes consultadas, posiblemente por un rayo. En la actualidad, hay una iniciativa por parte de la Associació d'Amics del Molló de la Creu para volver a instalar una cruz en el lugar que se encontraba la anterior.

Después de disfrutar del paisaje regresaremos por el mismo camino hasta el colegio los Naranjos (km 8,77) donde aparcamos el vehículo y aunque se trata de desandar el sendero podremos contemplar nuevas vistas desde una perspectiva diferente.


BIBLIOGRAFÍA:


- Cardona Escrivà, J., Sánchez Signes, M. y Ahuir Domínguez, J. (2017): Una colección de exvotos de terracota procedentes de la Cova de les Meravelles (Gandía, Alicante). 8 Coloquio del Centro de Estudios Fenicios y Púnicos, 7-9 de noviembre de 2013, Universitat d’Alacant: 573-586.

- García Espinosa, Desireé (2004): Hallazgos monetarios en la Cova de les Meravelles (Gandia). Archivo de Prehistoria Levantina, XXV. Págs. 359-372.

- Pla Ballester, Enrique (1945): Cova de les Maravelles (Gandía). Archivo de Prehistoria Levantina, II. Págs. 191-202.

- Villaverde, V., Cardona, J., y Martínez-Valle, R. (2005): Noticia de los grabados paleolíticos de la Cova de les Meravelles (Gandia, Valencia): la importancia del arte solutrense en la región mediterránea ibérica. En: José Luis Sanchidrián Torti, Ana María Márquez Alcántara y Josep M. Fullola i Pericot (Editores): La Cuenca mediterránea durante el Paleolítico superior, 38.000-10.000 años. Fundación Cueva de Nerja, 214-225.













































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